Por Danilo Cruz Pichardo, profesor universitario.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Un día se confirma y otro
día se desmiente. Hace falta transparencia. Y además que sean los altos
organismos que aprueben esa alianza, la cual debería tener como aval resultados
de encuestas creíbles que recaben el parecer de la gente, particularmente de
los que votarían por el Partido Revolucionario Moderno.
Todas las alianzas que ha hecho el PRM con organizaciones
minoritarias y con entidades de la sociedad civil gozan de la aprobación de
sectores democráticos. Sin embargo, hacer acuerdo de alianza con Leonel
Fernández, directa o indirectamente, genera cuestionamientos justificables.
El pretexto de los ideólogos de ese acuerdo consiste en dejar
al PLD sin senadores, pero ¿qué diferencia hay entre los senadores leonelistas
y danilistas? Ni unos ni otros muestran luces ni aportes importantes en lo que
atañe a sus prerrogativas de representar, legislar y fiscalizar.
Contrariamente a todos se les acusa de ser responsables de la
aprobación de un festival de contratos que lesionan el interés nacional y de
llevar la deuda externa a niveles preocupantes, porque comprometen seriamente
el futuro económico del país.
Para algunos, desde el punto de vista ético es una alianza
injustificable, pero al mismo tiempo innecesaria. Innecesaria porque las
senadurías se ganan con mayoría relativa y el PRM y aliados son punteros en
casi todas las provincias del país desde el mismo día en que se formalizó la
división del PLD. Desde ya podría vislumbrarse una composición de colores diferentes
en el Congreso Nacional para el período 2020-2024.
Lo único que podría
hacer variar la presente correlación de fuerzas políticas es una reconciliación
entre Danilo y Leonel, la cual no es descartable cien por ciento después del
abrazo que se dieron en el funeral del padre del jefe de Estado. Por el momento
ambos sectores lucen debilitados. Podría cumplirse la vieja máxima que reza:
“No es lo mismo llamar al Diablo que verlo llegar.”
La experiencia indica que cuando una organización política se
divide en dos partes ambas facciones se debilitan por el impacto negativo que
provocan en el electorado, como en efecto ocurrió en diferentes oportunidades
con el Partido Revolucionario Dominicano.
Aparte de que luce débil, el PLD cuenta con un candidato
presidencial que no ha tenido un impacto positivo en el electorado y se le
atribuye falta de preparación para el cargo, razón por la que lo tienen
amarrado, no lo dejan hablar; y Leonel muestra cara de agonía y sus
aspiraciones presidenciales caen en un estado de “limbo político” por un
problema legal que depende de una decisión del Tribunal Constitucional.
Toda la aprobación que
concitó el doctor Leonel Fernández en la opinión pública, a raíz de sus
reclamos de fraude electoral en las primarias del 6 de octubre, parece haberse
esfumado. Hoy las encuestas de opinión le otorgan porcentajes inferiores y en
un distante tercer lugar, aunque, naturalmente, es una situación que dependerá
de la evolución de su caso, porque en estos momentos el ex presidente no es
candidato presidencial, por impedimento de la Ley 33-18.
Mientras tanto el PRM viene corriendo solo y con perspectivas
muy favorables, porque en el peor de los escenarios, conforme a resultados de
investigaciones de opinión, iría a una
segunda ronda como favorito, sin que ningún experto en la materia lo descarte
para ganar la primera vuelta electoral.
Con una proyección similar no es para estar inventando, en
estos momentos, alianzas senatoriales
que algunos círculos de opinión califican de improcedentes. El PRM
encabeza una coalición opositora, pero Leonel Fernández también aspira a
encabezar otro frente opositor.
Aparte de ese choque de intereses, a Leonel Fernández se le
observa como el autor intelectual del secuestro de las instituciones
dominicanas, al enviar a sus cuadros políticos a formar parte de las distintas
cortes y anunciar al país que el PLD gobernaría hasta el 2044, conducta que se
revirtió en su contra y Danilo Medina, compañero de partido hasta hace poco, lo
despojó de la mayoría de esos poderes e inclusive de la propia organización que
Fernández presidía hasta el día de su renuncia.
Al PRM se le observa como una organización muy bien
posicionada con miras al certamen electoral del año entrante, pero debe de
exhibir prudencia y no cometer errores. Una alianza del PRM con Leonel
Fernández, aunque sea a nivel senatorial y con la mediación de Juntos Podemos,
puede crear disgustos, pues hay alianza que no hacen química y generan restas.
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