Por
Manuel HernƔndez Villeta.
ATMĆSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Nada podrĆ” detener los feminicidios, sino se comienza
a realizar una tarea de prevención que tiene que partir de la escuela y el
hogar. En el mejor de los casos, se va a tender la plataforma para que dentro
de diez años o veinte años, haya una nueva mentalidad entre los jóvenes y adultos
dominicanos.
Es
irreal y fantasioso pensar que los feminicidios se van a terminar con decretos,
penas de cƔrcel ampliadas, sanciones disciplinarias, o cualquier otra medida.
Hay que pensar en la restauración de la educación en el hogar, y que la escuela
cumpla su papel de forjar a los futuros adultos.
La
sociedad actual lastrada por el machismo y los cambios experimentados en la
conducta de las mujeres, hacen casi imposible que se puedan controlar los
feminicidios. Es un problema que nace entre sabanas, y termina en el hospital o el cementerio.
Si
desde el hogar, no se comienza a trabajar con la enseƱanza al respeto de la
vida, serĆ” difĆcil que no se continĆŗe aumentando el nĆŗmero de vĆctimas. Hay que
tomar en cuenta que hoy hay miles de hogares divididos, encabezados por madres
solteras, que buscando honradamente el pan diario, no tienen tiempo para educar a sus hijos.
La
escuela es un campo de batalla. Los estudiantes se van entre sĆ a los
puƱetazos. Los varones y las hembras se irrespetan. Los profesores tienen gran
temor de estudiantes violentos. En muchas escuelas hay que revisar las mochilas
de los estudiantes, porque llevan
cuchillos y hasta armas de fuego. El aƱo pasado los pleitos escolares dejaron
varios muertos.
Con
los feminicidios hay que ampliar las medidas de prevención. Hay que reeducar a
los adultos. Hay que ir al psicólogo. Hay que crear mÔs casas de refugio, para que allà se proteja a
las mujeres que temen a sus parejas violentas.
Hay
que educar a la población sobre la primera agresión. Casi nunca el crimen
pasional viene en la primera agresión. Siguiendo las crónicas de los
feminicidios, es fÔcil ver a mujeres que en múltiples ocasiones han sido
agredidas.
Las
autoridades tienen que actuar ante simples denuncias de violencia, que pueden ser hechas por
vecinos o familiares. El circulo pasional y de terror de muchas mujeres las
lleva a soportan las humillaciones y los golpes sin ir a las autoridades.
Pero
no se puede pasar por alto que en la casi totalidad de los feminicidios, el
hombre se mata luego de asesinar a su pareja o ex-compaƱera. Hoy no hay
solución para los feminicidios. Pero no nos podemos cruzar de brazos.
Comencemos con la educación infantil,
las casas de protección a mujeres en peligro y la detención de los
abusadores en la primera agresión, para evitar que lleguen al crimen. Pasos
reales y no tremendismos para que oportunistas consigan recursos económicos
para alegadas soluciones milagrosas. ¡Ay!, se me acabo la tinta.
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