ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La muerte de la leyenda del baloncesto e ídolo del equipo de los Estados Unidos, Los Ángeles Lakers, Kobe Bryant, de 41 años, este domingo 26 de enero del 2020, en un accidente de helicóptero,
junto a otras 8 personas, incluyendo a su hija de 13 años, Gianna María, ha causando tristeza, consternación y llanto en casi todo el mundo.
El
accidente se produjo en una montaña en la localidad de Calabazas, del Estado de
Los Ángeles.
Mientras
millones de personas lamentaban el fallecimiento del carismático atleta, la
periodista Felicia Sonmez, del diario norteamericano Washington Post, se
apartó de ese comportamiento y de lo que exigía la prudencia en ese triste momento, y publicó un twitt recordando uno de episodios más negativo y oscuro de la vida
del baloncetista.
Sonmez,
quien de acuerdo a informaciones, fue víctima de violencia sexual, twitteó: “El inquietante caso de violación de
Kobe Bryant: la evidencia del ADN, la historia del acusador y la media
confesión”.
La
reportera se refería al suceso del 2003, cuando producto de padecer tendinitis en una rodilla, Bryant se alojó en un hotel en Oregón donde
conoció a una trabajadora del establecimiento, de 19 años, que lo acusó de
violación sexual.
Luego
de que se obtuvieran pruebas de ADN, el jugador admitió a medias el hecho,
aunque dijo que la relación sexual fue consensuada. Penalmente la justicia
desestimó el caso, pero civilmente, Bryant pagó 2.5 millones a la joven.
Con
su publicación, la reportera se enfrentó a una lluvia de críticas y reacciones
hasta de amenazas de asesinato, lo que la obligó a pasar la noche en un hotel por temor a ser
agredida, porque se llegó al extremo de difundir la dirección de su residencia.
Ella
justificó su comportamiento con otro twitt en la que decía: “Cualquier figura pública vale la pena ser recordada en su totalidad”.
Tracy
Grand, directora editorial de The Washington Post, publicó en un comunicado que
el twitt de Sonmez “mostraba un juicio pobre que socavaba el trabajo de sus colegas”, y el jefe de
redacción, Martin Baron, dijo: “una falta de juicio twittear esto. Por favor,
para. Le está haciendo daño a esta institución al hacer esto”.
Como
medida disciplinaria el periódico decidió poner a la reportera en licencia
administrativa, decisión que también generó elogios y críticas por parte de
periodistas y el público en general, mientras revisa si las publicaciones de
ella violaban su política.
La
comunicadora no es la primera vez que hace denuncias de ese tipo, en una
oportunidad denunció a Jonathan Kaiman,
ex jefe de la oficina de Beijing de Los Ángeles Times, de “conducta sexual.
Sobre
este caso de Bryant podemos decir jurídicamente, que independientemente de que Sonmez utilizó
el momento más inoportuno para hacer referencia de un pasado triste de un
personaje, que sin duda es un ídolo mundial, ella lo hizo en virtud de lo que
expresa la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que
establece la libertad de expresión.
Esta
enmienda fue aprobada el 15 de diciembre de 1791 y establece la libertad de expresión, como un
derecho que permite que los individuos se expresen sin
intervención ni restricción del gobierno, y que
se expresen a través de
publicaciones y otros medios de difusión.
Establece
algunas restricciones, como las expresiones que altere la paz o provoquen
violencia.
Personalmente
considero que podría considerarse como un exceso, la suspensión o cancelación
de un periodista, por parte del Washington Post, o de cualquier otro medio,
porque publique un comentario por las redes sociales, por muy inoportuno y
desacertado que sea.
Si se
permite que los medios puedan licenciar o cancelar a cualquier de su personal por publicar comentarios en Twitter o cualquier
otra red social, tendrían un poder sobre su vida privada, y entonces, ninguno
empleado estaría seguro.
Que
aunque la Primera Enmienda no les otorga privilegios a los periodistas, éstos
en los Estados Unidos deben ser protegidos ante los excesos de los poderes
públicos y privados.
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