Por
Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La Constitución
debe estar por encima de las apetencias coyunturales. No puede ser un libro
para leerlo cuando se piensa se le puede sacar provecho personal o grupal. Para
muchos la Carta Magna no pasa de ser un
simple pedazo de papel que se puede violar impunemente.
La
Constitución es lo que norma la vida en civilización. Las instituciones
dominicanas no se pueden fortalecer, si la constitución tiene sus páginas
manchadas. No es la Constitución la que falla y acomete injusticias y torpezas,
son los hombres con sus apetencias personales, los que la convierten en un
libro sin peso.
Desde
el nacimiento de la república, los dominicanos han luchado por tener una
Constitución que sea firme, que se respete, que dicte las normas de la vida
pública y privada. Se ha logrado, pero también se ha fracasado.
La
razón se ha impuesto a la barbarie. Trujillo hizo una Constitución a su forma y
antojo, pero para ello tuvo que conculcar todas las libertades públicas y
privadas, y llevo al país a la barbarie.
El
deseo y derecho básico y fundamental de los seres humanos es vivir en libertad,
dentro de un estado de derecho, donde se le respete su dignidad humana y las
instituciones sirvan para fortalecer la
democracia.
Pero
es una aberración una constitución fabricada como se hace un
traje de sastrería, a la medida de las ambiciones. Violar la Constitución es un
crimen, hacerle reformas a la carrera, por motivos coyunturales, es una afrenta
nacional. Si la Constitución no es respetada por todo los dominicanos, caeremos
en la barbarie.
Cierto
que estamos en medio de una sociedad en ebullición, plagada de problemas
económicos y sociales y con injusticias ancestrales, que se deben solucionar
aplicando la ley, la justicia y las normas constitucionales.
En
vísperas de las elecciones nacionales, la hora es buena para la meditación, y
para hacer claros cumplidos de que se luchara por el fortalecimiento de las
instituciones y de la democracia. Para comenzar a dar pasos hacia adelante, se necesita el fortalecimiento
constitucional.
Cualquiera
nueva reforma constitucional se deberá
hacer previa a la convocatoria de un plebiscito. Las cámaras legislativas son
presas de las pasiones y los compromisos, por lo que es necesario blindar la
Carta Magna del partidismo ocasional.
En
consecuencia se tienen que hacer las
enmiendas necesarias para que cualquier cambio futuro, o modificación, se haga por medio de un plebiscito popular,
el cual luego tendría que ser oficializado por el respaldo del Congreso
Nacional. Pasos necesarios para lograr una férrea protección a la ley de leyes.
Hora es de ir fortaleciendo las normas institucionales. ¡Ay!, se me acabo la
tinta.
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