Por
Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Mientras se avanza hacia los comicios de julio, el principal deber de la Junta
Central Electoral (JCE) tiene que ser rescatar su credibilidad y la confianza
del pueblo dominicano.
La
JCE salió mal parada en la organización de las elecciones municipales. Se le
vio débil, sin autoridad y teniendo que buscar el urgente apoyo de grupos de
notables y organismos internacionales. Para los venideros comicios tiene que
tener músculos fuertes, y no preferir el soporte de fuerzas extrañas.
En el
tiempo que falta para los comicios, la JCE puede rescatar totalmente su
credibilidad de cara a la opinión pública. Únicamente tiene que demostrar que
está haciendo un trabajo limpio, imparcial, sin las banderías partidistas dando
órdenes.
Nunca
ha sido pertinente introducir cambios o sustituciones en la cabeza del organismo electoral. La presión siempre ha
sido para que demuestre independencia de criterios y que puede dirigir ese
proceso con la mayor imparcialidad. Nunca es posible el cien por ciento de
funcionamiento de los organismos, pero por lo menos, que se cumpla con el
deber.
A
pesar de sus muestras de flaquezas, los miembros de la Junta Electoral son
personas reconocidas, con un amplio accionar en la vida pública nacional y
tienen una hoja de servicios que defender. Por consiguiente, creemos que
enfrentando las presiones, ellos pueden realizar un buen trabajo.
Tienen
que tener una política de concertación con los diferentes partidos políticos,
pero sin recibir órdenes de ellos. No es la misión de los miembros de la JCE
ser dirigidos por el segmento político. Tienen que aplicar los reglamentos, y
sancionar a los violadores, sin importar el color partidista en que estén
agrupados.
Serán
unas elecciones difíciles. Los encargados de prepararlas van a enfrentar duras
realidades, una de las cuales podría ser la masiva abstención. El temor al
coronavirus podría obligar a muchos a quedarse en sus casas y no ir a una mesa
de votaciones, con el peligro del contagio.
En
forma institucional se tiene que hacer una amplia campaña pidiendo a los
ciudadanos que acudan a votar en julio. En forma individual, los partidos
políticos ya formalizarán su campaña
proselitista. Para todos es un nuevo terreno. Se hace campaña sin salir a las
calles y sin grandes concertaciones.
El
corazón de la política nacional era preparar un gran mitin de cierre. Hacer
trabajos de calentamiento con caravanas de vehículos y cortos encuentros
regionales. Por esta ocasión, todo eso está abandonado. Hoy se habla por los
medios de comunicación y las redes sociales.
Las
elecciones son obligatorias, es la única forma de escoger a un nuevo
presidente. Es a la Junta Central Electoral que le toca la obligación de
organizar el certamen. Tienen una gran tarea por delante, y esperamos que lo
hagan bien., Si fracasan, navegará la democracia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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