Por Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El candidato
presidencial del Partido Revolucionario Moderno y organizaciones aliadas,
licenciado Luis Abinader, anunció recientemente haber dado positivo al nuevo Coronavirus,
en un gesto de sinceridad que lo engrandece como ser humano, al tiempo de poner ejemplo en el liderazgo político nacional, cuyos protagonistas, en la mayoría
de los casos, evaden abordar asuntos
inherentes a su vida privada.
Faltando unos 20 días para el proceso eleccionario, el
candidato presidencial puntero en las encuestas de opinión, pudo guardar silencio
con respecto a un virus sobre el cual, pese a que puede afectarnos a todos, ningún
dominicano está exento del mismo, se
observa prejuicio y hasta discriminación, pues en muchos centros sanitarios
públicos y privados se niegan, inclusive, a ofrecer atención a los que padecen
la patología.
Sin embargo, Luis Abinader, con este acto de
sinceridad, ratifica una vez más su transparencia y su grandeza moral. “Mi
conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo”, dijo
Cicerón.
Luis
Abinader prefirió apegarse a su conciencia, indistintamente a la repercusión
política de su anuncio, en un electorado nacional que se apresta a acudir a las
urnas el próximo 5 de julio, para escoger al presidente de la República, a la
vicepresidenta, a los senadores y a los diputados.
Múltiples personalidades de la vida pública nacional se han solidarizado
con Luis Abinader y con su esposa Raquel, desde el miércoles 10 de junio, en
horas de la noche, cuando el candidato presidencial hizo público que tanto él
como su compañera dieron positivo al virus.
Esa
misma actitud de apoyo se ha observado en la gente del pueblo que se expresa a
través de las redes sociales, lo que constituye un reconocimiento a la
sinceridad y a la transparencia que caracteriza al candidato presidencial
perremeísta.
Desde el litoral del PRM y fuerzas aliadas se
observa consenso en redoblar los esfuerzos para el triunfo electoral y salir
del PLD, para acabar con los escándalos de corrupción y la impunidad judicial.
Quien
suscribe preside el Movimiento de Peñagomistas Auténticos (MOPEA) y la decisión
que acabamos de tomar, mediante reunión virtual a través de Zoom, consiste en
incrementar los trabajos en todo el país, e inclusive en nuestra seccional de
New York, para el anhelado cambio político que el doctor José Francisco Peña
Gómez soñó y que consiste en una democracia con instituciones independientes y donde se
priorice a la gente.
Hace apenas días que Luis Abinader anunció
que, una vez se juramente como presidente de la República, designará a un
procurador general independiente, lo que revela su interés en la separación de
los poderes del Estado, condición sine qua non para un auténtico sistema
democrático.
Siempre he sostenido que el carácter ético de un político no es el
producto del aprendizaje en una universidad, en cierta medida se hereda de los
progenitores y también es una conducta moldeada por la formación del hogar. Es
la razón por la que Luis, hijo del doctor José Rafael Abinader, no puede ser
moralmente diferente a ese prominente académico y hombre público de conducta
ejemplar.
Se
recuerda que José Rafael Abinader ocupó el cargo de contralor general de la
República en el gobierno de Don Antonio Guzmán Fernández y cobró impuestos hasta el
momento ocultos a la Gulf And Western por un monto de 38 millones de dólares,
dinero con el cual se construyeron obras importantes en el país.Posteriormente
renunció al cargo en desacuerdo con algunas decisiones gubernamentales.
También, el doctor Abinader, quien fue abogado y financista, ocupó el
Ministerio de Hacienda (antigua Secretaría de Finanzas), en el gobierno del doctor Salvador Jorge
Blanco, y dimitió cuando esa
administración firmó acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, lo que
generó alza en los productos de la canasta familiar.
Y Luis
Abinader trilla el mismo camino de la honestidad y de la transparencia, a tal
punto que sus adversarios políticos no han podido encontrarle, a la fecha, un solo hecho que lo comprometa moralmente
ante la opinión pública nacional, lo que constituye uno de los pocos casos
excepcionales en el marco de una clase política cuyos actores, en la mayoría de
los casos, buscan el enriquecimiento por cualquier vía.
La
transparencia de Luis Abinader no sólo ha sido en su vida pública, sobre todo
como empresario y político, sino también en su vida privada, lo acaba de
confirmar con su anuncio de haber contraído el nuevo coronavirus.
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