Por Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO ESTE.- El Distrito
Nacional es una especie de tacita de cristal. La capital dominicana está llena
de residenciales de clase alta y media alta. Y tiene avenidas --como la Winston Churchill, Abraham Lincoln
y 27 de Febrero, entre otras-- que no
tienen nada que envidiar a importantes vías de La Florida, de Estados Unidos.
El municipio Santo Domingo Este, el más poblado del
país, es todo lo contrario, pues registra un elevado nivel de pobreza social,
está lleno de barrios paupérrimos, algunos de ellos levantados en espacios
inadecuados, carentes de diseño urbanístico, caracterizados por el hacinamiento
y el ambiente inhumano.
Sin embargo, no se trata de una situación nueva, creada por la gestión de Manuel Jiménez, es un viejo arrabal que tiene décadas, que no tuvo solución en las gestiones de Domingo Batista, de Juan de los Santos ni de Alfredo Martínez.
¿Cómo se puede pretender que ahora Manuel Jiménez, con
menos de un año al frente de esa institución edilicia y manejando un
presupuesto menor al 3%, pese a que la Ley 166-03 establece un 10% del
presupuesto de la Nación para los ayuntamientos, convierta a Santo Domingo Este
en un pequeño New York?
Es una actitud poca seria el atribuir deficiencia
en la recogida de basura en la Circunscripción 2, sin decir que ha habido
incumplimiento de una compañía contratada por la anterior gestión y que dejó
amarrada a la presente. Esa compañía, al vencer su vigencia, traspasó el contrato a otra, lo que ha
generado problema de carácter legal. Tampoco
--los que orquestan campaña sucia--
dicen que el ayuntamiento, con sus escasos equipos, está dando solución
satisfactoria a la problemática.
La
presente gestión municipal encontró, inclusive, que el cobro de los arbitrios
fue cedido mediante contrato a la compañía Control Básico Municipal, que seguía
turbiamente recaudando los impuestos, reportando al ayuntamiento apenas la
séptima parte del dinero, pese a que su
derecho venció en febrero de 2019, un caso que también estuvo en los
tribunales. Fue una verdadera mafia lo que se heredó.
Es una pena que la campaña sucia, basada en mentiras de todos los tamaños, tenga su origen en dirigentes del PRM que supuestamente aspiran a la alcaldía de Santo Domingo Este. Y uno de los infelices argumentos que levantan es que Jiménez no ha sometido a la justicia a Alfredo Martínez.
Para someter al Cañero a la justicia se requiere de resultados de auditorías de la Cámara de Cuentas, las cuales se han solicitado formalmente, pero ese es un organismo que no funciona y su presidente, Hugo Álvarez, lo que ha procurado es un entendimiento entre Jiménez y Martínez, como si fuese un problema personal.
Esa Cámara de Cuentas
ha sido un obstáculo para la propia Procuraduría General de la República que ha
tenido que valerse de sus propias pesquisas, investigando inclusive las
irregularidades de los propios miembros de la Cámara de Cuentas.
Otro
pretexto usado en contra del alcalde es el de no haber nombrado a los
compañeros del PRM, problema al que se le ha dado respuesta en la medida de las
posibilidades, pues aproximadamente el 70% del personal pertenece a esa entidad
política y organizaciones aliadas. Es un ayuntamiento con una nómina de algo
más de mil personas y es un imposible meter a diez mil dirigentes de los 100
mil que apoyaron a Manuel Jiménez, aunque ese hubiese sido su deseo.
Manuel
Jiménez llegó al Ayuntamiento de Santo Domingo Este en medio de una pandemia,
con bajo presupuesto y cero recaudación, lo que lo llevó a realizar recortes en
los gastos, empezando por los montos por concepto de dieta para él y demás
funcionarios, incluyendo a los regidores, aspecto que ocasionó malestar de
inmediato.
Ante los
graves problemas financieros encontrados en el ayuntamiento Jiménez renunció al
uso de la Jeepeta de lujo usada por el pasado incumbente, una Land Cruiser del
2019, y optó por subastarla.
La gestión de Manuel Jiménez se ha caracterizado,
hasta el momento, por la austeridad y la transparencia. No se puede atribuir un
solo exceso en el uso los recursos de los munícipes. Los propios regidores, que
por suerte desistieron del impopular aumento de los 22 mil pesos, están
conscientes que el desenvolvimiento financiero de la institución es cristalino.
Se implementa una campaña sucia sin aportar prueba de una sola irregularidad.
Con los escasos recursos que maneja el ayuntamiento
se paga al personal y se recoge la basura regularmente. Algo más: se
reconstruyeron los mercados de Los Mina y del Almirante. También ha habido
remozamiento de la avenida Miguel Barceló, el anfiteatro de Los Tres Ojos, el
Monumento a la Caña y el Faro a Colón.
Al eliminarse la mafia con los contratos de recogida de basura y cobrar directamente los arbitrios, el ayuntamiento empieza a disponer de mayores recursos para levantar obras prometidas en la campaña electoral. Adicionalmente se espera la ayuda del Gobierno en edificaciones que tienen la iniciativa de Manuel Jiménez, como es la construcción del recinto de la UASD en el municipio, el Palacio de Justicia y un moderno estadio de béisbol.
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