
Expresaron su indignación, pues su situación económica se ha vuelto desesperante durante estos últimos cinco meses sin cobrar un centavo, circunstancias que les ha obligado recurrir a la agricultura para poder llevar el pan a sus respectivas familias.
Los más de doce hombres, en cuyos hombros reposan múltiples labores tales como trasladar a los enfermos de un lugar a otro dentro y fuera del centro de salud, llevar los muertos a la morgue, cargar los tanques de oxigeno, y vigilar la entrada y la salida de personas, claman a las autoridades para que le repongan y aumenten sus pagos.
Los trabajadores, quienes pidieron omitir sus nombres para evitar represalias, dijeron comenzaron a trabajar en el hospital provincial el día 5 de septiembre del 2003.
Uno de los camilleros informó que reside a 59 kilómetros de distancia del hospital y se traslada en bicicleta, por la falta de pasaje, a pesar del peligro que enfrenta en horas de la noche.
Esperan que las autoridades no echen al olvido sus reclamos porque ya no saben que hacer.
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