Muchos analistas creían que la guerra contra el narcotráfico, que ha causado más de 50.000 muertes desde 2006, sería el tema central de cara a las elecciones del 1 de julio.
Aunque los
candidatos han hecho frecuentes referencias a la necesidad de mejorar la
seguridad pública y reducir los niveles de violencia, éste ha sido sólo un
asunto entre tantos.
Parte de la explicación de que sea así reside en el
hecho de que la elección de este año está mucho más centrada en personalidades
que en los distintos temas, con una figura en particular, Enrique Peña Nieto,
del Partido Revolucionario Institucional, PRI, que atrae la atención nacional e
internacional.
Pero es igual de relevante el hecho de que con esta
elección el electorado mexicano emitirá su juicio sobre los 12 años de gestión
económica del actual partido en el poder, el Partido de Acción Nacional, PAN.
En 2000, cuando Vicente Fox, del PAN, fue elegido
presidente, rompiendo con 71 años de gobierno del PRI en México, prometió poner
en marcha una agenda orientada hacia la empresa que generaría altos niveles de
crecimiento y un millón de empleos por año.
Durante su mandato, su gobierno fracasó
estrepitosamente en este objetivo.
El crecimiento económico de México permaneció atascado
en el ámbito del 2,5% por año, con alrededor del 30% de la población mexicana
viviendo en la extrema pobreza.
En las elecciones de 2006, el candidato del
izquierdista Partido de la Revolución Democrática, PRD, Andrés Manuel López
Obrador, sacó provecho de este fracaso.
AMLO, como se le conoce, obtuvo un apoyo masivo de las
clases trabajadoras de México, estuvo muy cerca de la victoria y perdió por tan
solo un 0,58% frente a Felipe Calderón, del PAN.
Éxito
y fracaso
Supuestamente, la
presidencia de Calderón iba a estar marcada por la estabilidad macroeconómica,
altos niveles de crecimiento y un bajo desempleo.
Ha logrado unos resultados con altibajos en los tres
puntos.
En cuanto a la estabilidad, una sensata gestión
macroeconómica ha generado niveles de inflación históricamente bajos y uno de
los perfiles de deuda pública más sanos de todos los países del mundo.
Pero la crisis económica global, si bien de ninguna
manera fue causada por la administración de Calderón, produjo penuria en
México.
Respecto al crecimiento, aunque la economía creció a
ritmo constante durante los dos primeros años del mandato de Calderón, en 2009
llegó una profunda recesión que vio cómo la economía se encogía un 6,5%.
El gobierno mexicano fue felicitado por la manera en
que manejó la crisis económica (que llegó al mismo tiempo que la pandemia de
gripe H1N1 en el país). Además, la economía se ha recuperado de forma
impresionante desde 2010.
Pero la caída en la actividad económica quiere decir
que para los seis años de su mandato, Calderón sólo puede adjudicarse alrededor
de un 1,8% de crecimiento por año.
Incluso antes de la crisis, la tasa de crecimiento de
México palidecía en comparación con el historial de potencias emergentes como
China, India o Brasil.
Finalmente, en relación con el empleo, la tasa de
desocupación en México permanece baja de acuerdo a los estándares
internacionales (alrededor del 4,5%), pero el problema del subempleo es
persistente, con cerca del 11% de la fuerza laboral activa incapaz de encontrar
un trabajo o incapaz de sobrevivir con los sueldos que recibe.
Ricos y pobres
De mayor
importancia para las elecciones, México ha sido incapaz de encontrar una
solución perdurable a la pobreza absoluta que aflige a tantas partes del país.
Según la agencia gubernamental de evaluación social
Coneval, alrededor de 52 millones de mexicanos, el 46,2% de la población,
continúan viviendo en condiciones de pobreza, con 11,7 millones de ellos en
extrema pobreza.
Esto encaja mal con el hecho de que el hombre más rico
del mundo, Carlos Slim, sea mexicano y el coeficiente Gini de México, una
medida de desigualdad económica, sea peor que el de cualquier otro país de la
OCDE excepto Chile.
Los fracasos de las distintas administraciones del PAN
para solucionar los problemas económicos de México se reflejan en los sondeos,
que sugieren que los mexicanos están tan preocupados por la economía como por
la seguridad pública y la violencia de las drogas.
Esto los ha llevado a rechazar al PAN y mostrar su
apoyo al PRI y, en menor medida, al PRD.
Peña Nieto, del PRI, promete salarios más altos, más
empleos y unos servicios sociales mejores, mientras que López Obrador, del PRD,
pregona un mensaje de "esperanza para todos, pero sobre todo para los
pobres y los que no están representados".
La
candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, por su parte, ha intentado hacer
hincapié en que ella "es diferente" de sus predecesores del PAN y de
los otros candidatos.
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