Por Fauntly Garrido.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-
El pasado 25 de septiembre el presidente Danilo Medina convocó al Consejo de
Ministros y, en una sesión de apenas unas horas resulta un nuevo Presupuesto
para el año 2014 lleno de interrogantes sobre cuales son las verdaderas
prioridades de este gobierno.
Hace unos días que el Poder Ejecutivo
extendió las medidas de austeridad dispuestas en agosto en agosto del año pasado
hasta diciembre de este año como forma de reducir el gasto público, sobre todo,
de aquellas erogaciones fuera del marco de las asignaciones de Hacienda.
Si tomamos este acuerdo como punto de
partida de lo que se asume que sería la política fiscal del Estado para los
próximos 6 meses a un año, entonces lógico sería esperar acciones tendentes a
reducir el desequilibrio fiscal vigente.
Esto implica fundamentalmente la
reducción del gasto, sobre todo de las partidas más onerosas y manejables de
manera coyuntural sin afectar asuntos estructurales. Es decir, asignaciones de
sueldos y salarios, pues todos sabemos la hipertrofia que tenemos en muchos
ministerios, y los exagerados sueldos y asignaciones colaterales.
¿Entonces, por qué el Gobierno nos
vuelve a presentar un presupuesto deficitario? ¿Por qué no se reducen las
nominillas y pasamos a aprobar, promulgar y promover nuevos ministerios, como
el recién creado Ministerio de Minas?
Si en Pueblo Viejo hay oro, los
beneficios del mismo deberían aprovecharse para educar a las poblaciones
circundantes, no para garantizar nuevos puestos políticos a la clase gobernante
mediante la creación de más burocracia.
El gobierno ha demostrado ser incapaz
de tomar acciones concretas para reducir las condicionantes coyunturales y
estructurales que generan las presiones sobre el erario.
Por el contrario, el subsidio
eléctrico este año alcanzará proporciones épicas de más de US$1,500MM, la
nómina estatal no se reduce y para controlar el consumo electrónico necesitamos
que cada funcionario nos entregue personalmente su tarjeta, ¿no se pueden
cancelar electrónicamente?
¿Por qué hablar de incrementar los
montos presupuestados en casi un 20 por ciento para el año entrante si es sobre la base de préstamos y donaciones al mismo tiempo que el
Ministerio de Educación (por ejemplo) no va a poder ejecutar ni el 60 % del
presupuesto asignado para este año?
Tenemos que ordenar primero la casa y
exigir a cada dependencia una rendición de cuenta más exhaustiva antes de
continuar abultando las cuentas nacionales, puesto que esto sólo le resta
competitividad y capacidad de maniobra para crecer y generar empleos al sector
privado. La contradicción no debe ser la norma, sino la excepción.
Columna Consenso y Conflicto. Tomado
del Listin Diario. Jueves 3 de octubre 2013.
Pars comunicarse con el autor:
Twitter @fauntly_garrido
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