Por
Manuel Hernández Villeta.
ATMĂ“SFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Las encuestas son imágenes de un momento. Es un
instante que puede marcar el rumbo del trabajo a seguir. Es saber la fortaleza
y las debilidades. DifĂcil poder pensar que la encuesta en si puede dar el
triunfo o la derrota. Enmarca como se debe ir trabajando dĂa a dĂa, pero no
más.
El
espejismo de una encuesta puede volver loco a un candidato. Hacerlo dar pasos a
ciegas. No saber hacia dĂłnde va. Y al final, se sorprende que se creyera
ganador, y no pasa de ser un perdedor.
Es a
todas luces un instrumento cientĂfico de mediciĂłn, sobre todo en el campo
electoral, pero mucho cuidado con el
polĂtico que se subordina a los corifeos, y a los que venden ilusiones.
Más conviene al aspirante tener los pies
en la tierra, que dejarse manejar por agitadores de poca monta.
Hay
que tener fe en las encuesta para el trabajo inmediato, pero no creer que los
resultados de hoy, nos van a acompañar en todo una campaña polĂtica. En todo
caso la encuesta mide niveles de popularidad, es al polĂtico que le toca hacer
el trabajo.
Para estas
elecciones los medios electrónicos estarán a su máximo nivel. Serán los
comicios de la tecnologĂa. Los partidos deben utilizar todos los medios a su
alcance. Es la forma de llegar a los futuros electorales. Ya pasĂł la Ă©poca de
los grandes oradores y de un cierre de
campaña en el área de los puentes.
Hoy
tienen más importancia la radio, la televisión, el internet, los medios masivos de difusión. Se puede dar el caso de
que un polĂtico sin ningĂşn carisma pueda ganar, ambientado en una propaganda
moderna, efectiva y millonaria.
En
este siglo 21 lo importante, aunque no estemos de acuerdo, es la publicidad
masiva. Las ideas van quedando en segundo lugar, y se proyecta el simple
mensaje encajonado, un slogan publicitario preparado en laboratorio y que sĂłlo
sirve para llenar un espacio televisivo.
Sale
el elector perdiendo. No hay programa de gobierno que se presente a la
palestra. No se discuten los puntos básicos de que como se podrĂa gobernar.
Para las nuevas generaciones esos son temas que carecen de mayor
trascendencia.,
Pero
los polĂticos tienen la obligaciĂłn de mantener los niveles educativos. No
pueden dejar a un lado su programa de gobierno. ¿QuĂ© van a hacer si llegan a
ganar las elecciones?. No puede el pueblo darle su voto a uno que no le demuestre
sinceridad.
Los
polĂticos proponen, las encuestas revelan, los programas de gobierno siguen
oculto, pero que nadie olvide que el dĂa de las elecciones el hombre comĂşn y
corriente tiene la misma fuerza deliberativa del gran empresario. Si hay
conciencia y se rechaza el pica-pollo se escogerá un buen candidato, sino,
caeremos al abismo. ¡Ay!, se me acabĂł la tinta.
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