Por
Rafael Díaz Cabral.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En la actualidad, somos un país de referencia,
adicionado al posicionamiento geográfico estratégico y las remesas, que han
permitido dibujar una realidad en la que la verdadera ambición nacional es, hoy
por hoy, trasladar a todos los sectores los avances conquistados.
Nuestra
nación debe aprovechar las oportunidades que tiene a su alcance, y para eso es
urgente aplicar métodos modernos a las necesidades actuales.
Nuestro
sistema educativo necesita, además de infraestructuras y equipos, ponerse a la
altura de las ambiciones del país, y a la altura del impulso que nuestro tiempo
necesita.
La
educación es la clave, y necesitamos un sistema educativo moderno, con una
visión integral de la sociedad y de la economía productiva, es la palanca de
crecimiento sostenible para un futuro a largo plazo que debe empezar ahora
mismo.
Para
que nuestros jóvenes se incorporen al trabajo con competencias adecuadas es
hora de darnos cuenta de que hay que abordar el problema de la educación
profesional técnica y especializada.
Como
por ejemplo la formación adecuada para el personal técnico sanitario. Nuestro
sistema de salud necesita sustentarse sobre personal con competencias adecuadas
en cada una sus áreas de intervención.
No
solo necesitamos médicos y enfermeras competentes, necesitamos profesionales
que habiliten a estos para la mejor prestación del servicio en beneficio de la
investigación y los pacientes.
Nuestro
país necesita modernizar sus infraestructuras. Para ello es urgente personal
especializado tanto en el primer nivel como en la escala laboral inmediata. No
solo necesitamos grandes ingenieros y arquitectos, necesitamos, también,
especialistas en otras áreas subsidiarias.
Tenemos
que promover los bachilleratos técnicos y las escuelas politécnicas o
“community colleges” pero con un enfoque STEM. Bajo este acrónimo se encuentra
el talento fundamental de un país. Ofrecer los recursos adecuados es una
obligación. Nuestro valor como país reside en el incremento de las tasas de
alumnos en estas áreas de conocimiento y en un profesorado adecuado para
formarlos.
La
Era de la innovación tecnológica más avanzada aplicable a la economía
productiva se asienta sobre el conocimiento Big Data y la Inteligencia
Artificial. Nuestro país debe abrirse
paso en esta dirección, y para ello hay que formar adecuadamente a los
profesionales que vayan a dedicarse a estos temas.
Hay
un marco más amplio de necesidad formativa. Este contempla realidades objetivas
de formación que tienen un valor esencial en aspectos básicos de la actividad
laboral.
Se trata de la formación en competencias básicas de amplios sectores
que realizan la prestación laboral en condiciones precarias de
conocimiento. Y para esto es
imprescindible que tengamos un marco definido de Cualificaciones Profesionales.
Hay
profesiones que se desarrollan en ámbitos de proximidad, como por ejemplo las
tareas del hogar o la conducción por parte de choferes de vehículos públicos y
privados. Estos dos ejemplos ilustran la necesidad de aportar valor a su
desempeño profesional, en ámbitos como la seguridad doméstica o la seguridad
vial, el aprovechamiento energético, la conducción eficiente, etc.
Un
conjunto de competencias básicas que darían calidad a una serie de profesiones
laborales que están hoy con un déficit importante de cualificación y que,
abordadas con rigor, nos darían un modelo de bienestar colectivo de mayor
consistencia.
Además
de estos ejemplos fundamentales, tantos otros en tareas de apariencia menor que
son a la larga servicios esenciales en el día a día de los dominicanos, desde
la perspectiva del que realiza el trabajo y también desde el punto de vista del
empleador.
Para
que transformemos nuestra sociedad en la dirección adecuada de tal forma que
nuestro modelo de crecimiento sea cada vez más sólido, necesitamos planes
específicos de formación en áreas urgentes de nuestra economía más boyante. Y
aquí nuestras universidades deben de concentrar sus esfuerzos en programas
técnicos profesionales especializados, de uno y dos años.
Lo
importante ahora es aprovechar el viento de cola que nos impulsa y para ello
necesitamos una respuesta tan urgente como masiva. Hay que hacer una estrategia
global de educación que sirva para responder a los problemas de hoy, lo que
será, sin duda, la base más adecuada para planificar el futuro.
Y que
abarque todo el espectro industrial dominicano, de tal forma que se esté
labrando el porvenir de profesionales y empleados en todos los niveles de la
economía productiva de los sectores estratégicos. Trabajar con todos los
“clúster empresariales” para que no sólo identifiquen las necesidades, pero
para que las empresas también arrimen el hombro e inviertan recursos materiales
y humanos.
Un
Plan Nacional de Educación en el marco estratégico de impulsar la formación
técnico profesional en áreas especializadas y de necesidad nacional, que deben
ser prioridad de nuestras próximas autoridades gubernamentales.
Hay
sectores que demandan personal especializado, porque esa es la base de la
innovación que precisa el país, y al mismo tiempo el asiento sobre el que
pivotan los planes de expansión del futuro.
Sin
personal adecuado no hay nuevas expectativas; sin jóvenes preparados no hay
expectativas de bienestar en el nivel que exige nuestro tiempo, y el rumbo de
nuestra economía.
Necesitamos
una Formación Profesional Técnica y Especializada al alcance de las empresas,
con prácticas en ellas, y no un modelo educativo que se sitúe a sus espaldas.
Al revés, necesitamos una implicación cada vez mayor de la empresa en la
escuela, no solo en la universidad.
Definiendo
perfiles laborales, establecido el ranking de necesidades y facultando la
planificación de los programas educativos con las verdaderas competencias
profesionales que aseguran la fase de desarrollo de las empresas y la seguridad
de un futuro mejor para los empleados y profesionales, en todos los niveles del
ámbito laboral.
Más
calidad en la formación, más calidad en el trabajo, más calidad en el
bienestar.
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