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El discurso del presidente Luis Abinader

Por Juan Taveras Hernández.

ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Habló un presidente, un estadista, no un mentiroso, fabulador, demagogo y politiquero como su antecesor que siempre trató de engañar al pueblo con estadísticas falsas, con promesas que nunca cumpliría, presentando un país irreal en el que vivían los dirigentes de su partido.

Habló Luis Abinader poniendo los oídos en el corazón del pueblo, con palabras sencillas para que todos los ciudadanos lo entendieran y supieran la realidad nacional.

Fue un discurso breve, pero de gran trascendencia para el pueblo: autocritico, sensato, sereno, y esperanzador, sin extravagancia, pero con firmeza sobre las medidas que el gobierno tomará el próximo año con el propósito de enfrentar con éxito la crisis económica y la crisis sanitaria que abaten el país.

Habló sobre el entramado de corrupción que instalaron los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana en todo el territorio nacional, no sólo el de ocho años de Danilo Medina, sino los 12 de Leonel Fernández, dejando el país en ruinas, con una deuda externa que sobrepasa el 50% del Producto Interno Bruto y un déficit fiscal que será difícil superar a menos que no se produzca, más tarde o más temprano, una reforma o un pacto fiscal.

El PLD acabó literalmente con el país, dejó las arcas del Estado vacías. Lo que han encontrado las nuevas autoridades en cada ministerio, embajada, consulado, direcciones generales, etc., el pueblo no se lo imagina. La corrupción y la impunidad caminaron de la mano durante los últimos 16 años. La justicia estuvo secuestrada durante todo ese tiempo.

El presidente Abinader ha prometido que no permitirá corrupción en su gobierno, que terminará con las mafias que operan en todas las instituciones del Estado. ¡Ojalá! Los buenos dominicanos esperamos que así sea. Si no se lo roban, el dinero alcanzará para solucionar la crisis y echar el país hacia adelante.

Detener la corrupción, terminando con las mafias en Aduanas, Medio Ambiente, Plan Social de la Presidencia, el Palacio Nacional, Salud Pública, Educación, etc., es prioridad. Sólo terminando con los entramados gansteriles del PLD, el país saldrá avanzará.

El gobierno hará sacrificios, incluyendo el propio presidente Abinader. Los empresarios, que tantos beneficios obtienen del Estado, tienen que reducir sus beneficios. A ellos, más que a nadie, debe llegarle el sacrificio. La corrupción no tiene espacio sin la complicidad o el patrocinio de sectores empresariales.

Las mafias no funcionan sin ellos. Los políticos tienen cómplices  muy poderosos en el sector privados. Ellos también tienen que ser investigados y castigados de comprobarse su participación en actos reñidos con las leyes.

Debo reiterar que me gustó el discurso del presidente. Lo sentí real, de carne y hueso, sencillo y firme a la vez. Espero que haya una actitud consecuente de parte de los funcionarios que lo acompañan en la difícil tarea de sanear el Estado, de limpiarlo del lodo en que lo sumergieron los gobiernos del PLD. Sé que será difícil.

El daño moral que le hizo el PLD a la sociedad dominicana solo se cura con una revolución. La cultura del fraude, el encaño, la mentira, la deslealtad, será eliminada con el tiempo estableciendo un régimen de consecuencia y nuevos paradigmas, éticos y morales en nuestros hijos y nietos. El PLD  jodió este país por muchos años.

Acompañemos al presidente Abinader en la tarea de regenerar y regentear el Estado evitando que siga siendo un instrumento al servicio del fraude, la evasión, el contrabando, el crimen y la malversación, eliminando los irritantes privilegios que tienen  personas que se creen dueños del país. Luis Abinader no podrá hacerlo si no cuenta con el apoyo de su pueblo. ¡No podrá!

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