Por
Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Con motivo de los primeros tres meses del presente
gobierno saldrían a la luz pública dos o
tres resultados de investigaciones de opinión de firmas encuestadoras, como una
forma de describir la evolución del
panorama político de la República Dominicana, desde las elecciones del 5 de
julio a esta fecha.
Hay
que creer en las encuestas como mecanismo de medición, siempre que cumplan con
el rigor científico. Cuando ciertas firmas se apegan a la objetividad gozan de
prestigio y de credibilidad. Otras se dedican a vender resultados, para ofertar
percepciones y confundir, y se ven en la necesidad de cambiar de nombre
frecuentemente.
Pero
indistintamente de encuestas, muchos tienen sus propias formas de medir. Particularmente
el suscrito se basa mucho en la observación. Si alguien pregunta ¿qué organización política ha crecido a raíz
del 5 de julio? Evidentemente que la Fuerza del Pueblo.
Leonel
Fernández le ha quitado al Partido de la Liberación Dominicana (PLD)
senadores, diputados, alcaldes y regidores. También dirigentes, en los
distintos niveles, en toda la geografía nacional. Las juramentaciones no se
detienen y el partido morado parece carecer de estrategia para detener la
hemorragia, con la agravante que su líder principal, el licenciado Danilo
Medina, está inhabitado constitucionalmente para aspirar nuevamente a la
Presidencia de la República. Es una realidad, no se trata de simple
apreciación.
En el
PLD no se observa a ningún otro dirigente que pueda sustituir el liderazgo de
Danilo Medina. Temístocles Montás, Felucho Jiménez, Lidio Cadet, Ventura
Camejo, Amarante Baret ni ningún otro ha mostrado el carisma necesario para convertirse en líder político
nacional. Se rumora que el alcalde de Santiago, Abel Martínez, buscaría la
candidatura presidencial para el 2024, pero es una persona de liderazgo
provincial y requiere superar muchos obstáculos en su propio partido, lo que
demanda de tiempo y sin éxito garantizado.
La situación
del PLD podría complicarse aún más con el conocimiento de expedientes de
corrupción y que implican a más de una docena de sus miembros. Se le percibe
como una organización política desacreditada, aunque es innegable que al
momento mantiene influencia en todos los rincones de la geografía nacional, por
lo que si Leonel Fernández pretende convertirse en el principal líder político
de la oposición tiene que mantener el ritmo de juramentaciones.
Desde
que las encuestas empiecen a otorgar al partido de Fernández un porcentaje
superior al del PLD, podría entonces sumar a personas independientes y de otros
litorales políticos. Y aglutinar, inclusive,
eventuales disgustos contra el gobierno de Luis Abinader y el PRM.
El
mayor inconveniente que podría tener la Fuerza del Pueblo es que algunos de sus
miembros, según se dice, serían procesados judicialmente por corrupción pública
y por el recibo de soborno en el caso Odebrecht, pero dada la reconocida
capacidad de exposición y de persuasión del doctor Fernández nadie duda que
pueda hacer creer a muchos que se trata persecución política gubernamental.
La
alianza estratégica que el expresidente de la República mantuvo con el PRM
parece haber llegado a su fin, pues solo se esperaba la escogencia de los
miembros de la Junta Central Electoral, de parte del Senado de la República,
para iniciar su rol opositor.
Algunos
estiman que el doctor Leonel Fernández es el principal responsable de los
escándalos de corrupción pública y del secuestro de las instituciones democráticas,
por haber gobernado doce de los 20 años del Partido de la Liberación
Dominicana. No está exento de culpa, aunque hábilmente ha procurado guardar
distancia del PLD.
Sin
embargo, indistintamente de los errores, el electorado dominicano suele otorgar
perdón y conceder nuevas oportunidades a sus antiguos gobernantes, como en
efecto ocurrió con Joaquín Balaguer en 1986, con un rosario de crímenes en los
doce años, con Hipólito Mejía en el 2012, que para el autor de este trabajo
ganó ese proceso eleccionario, y con el propio Fernández en la contienda del
2004.
El
PRM estuvo rondando el 40% antes de las
primarias peledeístas, del 6 de octubre del 2019. Con la división peledeísta el
PRM subió. Y subió más cuando los independientes se decidieron a sacar al PLD
del poder. Abinader ganó con cerca del
53%, pero ese 53 no es está en los
bolsillos y, añádale, el disgusto que se observa en la militancia del PRM y en
los miles de movimientos de apoyo al proyecto presidencial. Se dice que el
presidente resolvería ese caso. Pero todo indica que cualquier corrección sería
en función de resultados de encuestas.
Las elecciones del 2024 están demasiado lejanas y carece de validez cualquier análisis en esa dirección, porque los acontecimientos evolucionan de forma permanente, pero proyectar la situación inmediata de la Fuerza del Pueblo y el rol de Leonel Fernández no resulta difícil, pues de todos es el que mejor posicionamiento exhibe desde la oposición política.
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