Méndez: “Busco una oportunidad para llegar a
las grandes ligas y demostrar que puedo”
Por Ovany Michel Castillo.
SANTO DOMINGO, República Dominicana. El pelotero Adalberto Méndez nació el 22 de febrero de 1982, en el distrito municipal de Los Toros de la provincia de Azua de Compostela, localidad situada en la llanura costera del sur del país, justo en la ruta que comunica a San Juan de la Maguana.
Sus padres son el señor Pio Méndez y
la señora Ana Francisca Nuñez. A sus 31 años, está casado y tiene dos hijos, uno
de tres años y otro de nueve meses.
Disfruta la vida en familia y su
tiempo libre se lo dedica a ellos.
Nunca ha sido un hombre de la calle,
siempre a mantenido una conducta ejemplar, sin ningún incidente de importancia,
ya que no peleó en la escuela ni mucho menos en el barrio allá cuando vivía en
los Toros.
Desde muy pequeño es amante del
béisbol y lo empezó a practicar antes de los seis años de edad en la comunidad
donde viven sus padres.
Cuando fue creciendo vieron algunas
de las personas que saben de este deporte las habilidades que este tenía y le
proponen que entrene en la liga de prospecto de los Cachorros de Chicago, en
ese estaba en el Liceo Rural de Los Toros en el segundo año del bachillerato,
el que dejó para dedicarse a lo que le gusta.
En su adolescencia no tuvo riñas con
nadie; era muy callado, quizás hasta tímido, pero eso no le impidió hacer lo
que le gusta: su pasión el béisbol, el que dice lleva en la sangre y el que le
da el sustento a su familia y algunos gusticos a él.
“Hay gente que se va y que a uno le
duele”, comentó.
Esperó más de nueve años, desde que
fue firmado al béisbol profesional, para jugar en las Grandes Ligas. Y cuando
llegó finalmente no quedó nada sorprendido por lo que vio. Ya que pensó que era
algo más difícil y verse jugar con jugadores y en estadios donde jugaban sus
ídolos de infancia. Creía que era un sueño.
"Pensé que iba a ser más
difícil, pero me di cuenta que esta es la misma pelota'', expresó visiblemente
emocionado el pitcher derecho de los Marlins de Florida y de los Toros del Este
en la pelota local.
Desde que tiró su primera bola al
home plate con el uniforme del equipo grande, el dominicano ha tenido un
rendimiento sobresaliente. Y aunque sólo tiene tres aperturas, se ha convencido
de que puede mantenerse en la élite del béisbol.
“La verdad es que no ha sido la misma
pelota. Ha sido más fácil”, dijo.
En tres desafíos, Méndez tiene
efectividad de 1.56. Ha acumulado 17.1 entradas en las que ha permitido 15 hits
y tres anotaciones limpias, nada mal para un jugador que fue firmado
originalmente como catcher.
‘‘José Serra fue el escucha que me
consiguió la firma con los Cachorros como cátcher, pero luego me dijo que tenía
buen brazo y me recomendó que intentara ser lanzador y es como me he
desarrollado como jugador'', señaló Méndez.
Ha sido jugador de los Tigres del
Licey desde donde pasó a los Toros del Este. Quisiera jugar algún día con Las
Águilas, porque le gusta la ciudad de Santiago y los aguerridos fanáticos que
tiene ese equipo cibaeño.
“Lo más importante que me ha pasado
fueron dos llamadas: una para subirme a las Grandes Ligas con los Marlins y la
otra la del nacimiento de mi niño”.
Méndez pasó al montículo, pero ahí no
impresionó a los Cachorros, que lo perdieron en diciembre del 2007 cuando los
Marlins lo tomaron por la Regla 5 de Ligas Menores. Luego de tres años y de ser
abridor, relevista intermedio y cerrador, finalmente recibió su llamado.
"Nunca pensé en abandonar esto y
sabía que iba a recibir mi oportunidad'', manifestó Méndez, a quien le restaban
dos aperturas más antes de que concluyera esa temporada regular. Fue como
refuerzo el año pasado a Venezuela, a las Águilas del Zulia, donde hizo una
buena labor.
El pelotero que más satisfacción le a
dado al lanzarle fue Manny Ramirez, el que más admira es Pedro Feliz, su
paisano. No recuerda el bateador que más dificiltad le ha dado al lanzarle. Sólo
se leccionó el hombro y le practicaron una operación en el mismo, de la que se
está recuperando para regresar a las grandes ligas.
“Nunca me han dado un par de galleta
ni yo he dado; soy muy pacífico”
Sus abuelos fueron la pérdida más
grande de su vida, los cuales todavía hoy los recuerda con mucho cariño, ya que
con ellos fue que se crió. En tanto que la llegada de sus hijos son la alegría
más grande que ha sentido en toda su existencia.
Cuando llegue el momento de su retiro
definitivo de los campos de béisbol no descarta ser mánager o coach de
cualquier equipo que lo contrate. No descarta hacer un estadio de béisbol en
los Toros al igual que una liga de desarrollo de jóvenes promesas de este
deporte.
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