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Derecho a una segunda opinión médica


Escrito por la doctora Carmen Adames.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El hecho de enfrentarse a una enfermedad de fácil resolución que siga el curso: Desarrollo de la enfermedad-diagnóstico-tratamiento-recuperación, son etapas que en el transcurrir de los años les ocurre decenas de veces a las personas, a unas más que a otras dependiendo del estilo de vida. 

Cuando se trata de una enfermedad catastrófica, aquellas que deterioran la salud de tratamiento complejo y continuo y que amenaza la vida de las personas, porque provocan discapacidad y muerte, por ejemplo: cáncer, insuficiencia renal crónica, Insuficiencia hepática, enfermedades neurológicas, mieloma múltiple, ocurre en el individuo una serie de reacciones psicológicas dependiendo del nivel educativo, edad, entorno familiar, la forma de enfrentar la vida y su personalidad.

La primera reacción frente a este tipo de diagnóstico es la negación que es un mecanismo de defensa donde la persona empieza a cuestionar la capacidad del médico, dificultades del centro de salud y dudas sobre la veracidad de los resultados.

Posteriormente viene una reacción de rabia o enojo (por qué a mí? Todo lo malo me ocurre?)  rápidamente pasa a la tristeza pudiendo llegar a la depresión y finalmente viene la aceptación (decide o no someterse al tratamiento y luchar por recuperar su salud).

En esta primera etapa de la negación, donde la persona se pregunta, ¿se equivocó el medico? ¿El resultado era el mío? ¿Será verdad que tengo que operarme? Es cuando decide buscar una segunda opinión, para confirmar el diagnóstico dado la ley general de salud, establece como un derecho el que una persona tenga toda la información sobre su tratamiento antes de firmar el consentimiento informado y someterse al mismo.

Para disminuir los efectos psicológicos de una persona a la que se le diagnostique una enfermedad que amenaza y pone en riesgo su vida:

1.        La relación médico-paciente debe basarse en la confianza, ética, solidaridad, empatía y comunicación efectiva.

2.        Reconocer las etapas por la que pasa una persona diagnosticada con una enfermedad catastrófica: negación-enfado-tristeza o depresión y aceptación.

3.        Integrar a la familia como apoyo desde el diagnóstico para integrarlos al plan de tratamiento.

4.        La existencia del expediente electrónico único facilitaría y disminuiría la confirmación del diagnóstico dado, porque si los resultados tienen vigencia no sería repetir todos.

En definitiva, si el paciente decide buscar una segunda opinión debe respetarse y facilitar esa búsqueda, para garantizar eficacia terapéutica, lo que no podemos permitir es que sea utilizado para negar procedimientos médicos que amerite el paciente o para dar cobertura, en franca violación a los derechos de los pacientes.

Cura mejor quien tiene la confianza de la gente. Galeano.

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