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Por Jacqueline Malagón, exministra de Educación.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO (19/07/2024).- Rafael Santos Badía es conocido en la República Dominicana principalmente por su papel como educador, dirigente sindical, legislador y ciudadano comprometido con la mejora del dominicano desde su inserción en el sistema educativo preuniversitario, en el que se le reconoce como un gran y auténtico líder. Es reconocido por su contribución al desarrollo económico a través de iniciativas educativas que impactan las iniciativas empresariales en proyectos que tienden a fortalecer la formación y capacitación en los servicios que inciden en la formación del capital humano que sostiene la economía de la República Dominicana y que repercuten en la generación de empleo.
Pero yo quiero hablar
de Rafael Santos Badía en el sistema educativo y en el sindicalismo educativo
dominicano, como una persona que su relación afectuosa y profesional, en el
ámbito laboral ha dejado notables contribuciones al pais y que quizás la
comunidad nacional no conozca, pero de la cual yo he sido testigo ocular y
presencial.
En el contexto del sistema y el sindicalismo educativos dominicanos, Rafael Santos Badía es conocido por su relevancia como dirigente en ambos ámbitos y siendo una figura destacada en la educación a la que se insertó desde el sindicalismo educativo, para evaluar sus aportes inmensos a la educación en el nivel preuniversitario y en la formación técnico profesional, hay que sacarle un plato aparte.
Rafael Santos Badía ha jugado un papel significativo en la
defensa de los derechos laborales de los educadores, así como en la promoción
de mejoras en las condiciones de trabajo y los beneficios para los trabajadores
del sector educativo. Su participación ha sido relevante en negociaciones
colectivas y en la representación de los intereses de los trabajadores ante las
autoridades educativas y gubernamentales.
Es importante destacar que su labor sindical ha sido notable
por su compromiso con la mejora continua de las condiciones de trabajo y el
bienestar de los profesionales de la educación en la República Dominicana.
Además de su papel como dirigente sindical en el ámbito
educativo, Rafael Santos Badía ha sido reconocido por su capacidad para
negociar acuerdos y convenios que benefician a los trabajadores del sector
educativo. Su influencia se extiende a la formulación de políticas educativas y
laborales que afectan directa y positivamente a los docentes y empleados del
sistema educativo dominicano.
En ocasiones, ha sido una figura clave en la organización de
protestas y movilizaciones sindicales para hacer frente a cuestiones como
condiciones laborales, salarios, beneficios sociales y otros temas relevantes
para los trabajadores de la educación. Su participación en el sindicalismo
educativo ha contribuido a mantener un diálogo constante entre los trabajadores
del sector y las autoridades gubernamentales, con el objetivo de mejorar las
condiciones de trabajo y la calidad educativa en el país.
Pero no puedo dejar de decir que Rafael Santos Badía es
reconocido no solo como un líder sindical en el ámbito educativo dominicano,
sino también como una voz influyente que aboga por los derechos y el bienestar
de los trabajadores de la educación en la República Dominicana, pero más que
nada y de mayor importancia, por la formación de las generaciones del mañana en
nuestro país y por los derechos de los estudiantes que son en cuanto a su
formación integral, la razón de ser de la educación.
Pocos saben que la Ley General de Educación 66-97 que hoy se
propone modificar y a la que nos responsabilizan como haberla gestado, no es de
origen nuestro. ¡No! Rafael Santos y yo coincidimos en el
Aeropuerto de Miami, el viniendo de Sur América y yo yendo a Washington, y
después de saludarnos, Rafael, con la confianza que nos teníamos, me dijo. Jackie, por qué no abordas al “viejo” y le
dices que vas a modificar su Ley de Educación que data del 1952? ¡Me paralicé!
Que le dijera al Presidente Balaguer que la Ley que el dejó en el 1952
pudiera ser modificada por quienes estaban atentando contra muchas de sus
políticas que debían ser cambiadas por actualizaciones efectivas de las
mismas? ¿Que los docentes del sistema
pudieran ser beneficiados con sueldos o compensaciones salariales que romperían
los esquemas de miseria y de hambre que predominaban en el ambiente de esa
época? ¡No! Rafael no podía sugerirme esto porque
entendía que era igual que presentar mi dimisión y muchos entendían que las
cosas iban cambiando lentamente con el esquema de trabajo que desde la sociedad
civil y con el apoyo invaluable de la Asociación Dominicana de Profesores, ADP,
y sus dirigentes, íbamos labrando surcos de esperanzas…
Pues Rafael me dio fuerzas y regresé a Santo Domingo decidida
a enfrentar las consecuencias de presentar la necesidad de modificar la Ley de
Educación. Por lo menos contaba con la
ADP, y con los Asesores. Estos me
dijeron que no se perdía nada con tratar y lo peor que podía pasar era que el
Presidente me dijera que no, que dejara la Ley como estaba. No sabía con quién
más… ¡Y me atreví!
Suave y firmemente le dije al Presidente que maquillaría su
maravillosa Ley de alcance y fama nacional e internacional, a lo que me dijo
que actuara “como yo creyese mejor…” Era
su concebida luz verde para proceder y buscar formas de innovar. Se lo informé a Rafael y al Consejo de
Asesores y fue motivo de celebración. No
bastaba el Plan Decenal de Educación, había que darle consistencia legal a los
cambios que nos proponíamos.
Y así nace la Ley General de Educación 66-97 que hoy está ya
a punto de llegar al Senado de la República para una modificación que la
actualice al alcance de los nuevos tiempos.
Y en el ámbito
legislativo, como diputado en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de
la República Dominicana, ¿quién fue Rafael Santos Badía?
En el ámbito legislativo, Rafael Santos Badía desempeñó
funciones como diputado en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional de la
República Dominicana. Durante su tiempo como legislador, tuvo la oportunidad de
influir en la formulación y promulgación de leyes y políticas que afectaban
diversos sectores de la sociedad dominicana, incluyendo el ámbito educativo y
laboral.
Como diputado, participó en comisiones legislativas donde se
discutieron y elaboraron proyectos de ley relacionados con la educación, el
trabajo, la seguridad social y otros temas de interés nacional. Su experiencia
sindical previa y su conocimiento de las necesidades de los trabajadores de la
educación, le permitieron abogar por leyes que protegieran los derechos
laborales, mejoraran las condiciones de trabajo y promovieran una educación de
calidad en el país.
Además, su presencia en la Cámara de Diputados fue una
plataforma para representar los intereses de los trabajadores y promover
iniciativas que buscaban el desarrollo y el bienestar de la población
dominicana en general. En resumen, Rafael Santos Badía ha combinado su
experiencia sindical con su labor legislativa para contribuir al debate y la
promulgación de leyes que impactan significativamente en la República
Dominicana.
Rafael Santos Badía en la política partidarista de la
República Dominicana?
Rafael Santos Badía ha tenido una participación destacada en
la política partidista de la República Dominicana, principalmente a través de
su afiliación al Partido de los Trabajadores, al Partido Revolucionario
Dominicano y hoy, al Partido Revolucionario Moderno. Este partido ha sido uno de los principales
actores políticos en la historia reciente del país.
Su trayectoria política ha estado marcada por su capacidad
para movilizar apoyos dentro del partido y para representar los intereses de
sus seguidores y simpatizantes. Como figura dentro del PRM, ha sido parte de
sus procesos electorales y ha contribuido al desarrollo de la agenda política
del partido en temas clave para la República Dominicana.
Rafael Santos Badía ha ocupado diversos roles y ha sido
reconocido como un dirigente con influencia en el ámbito político. Su
participación ha abarcado tanto la esfera legislativa, como mencionamos
anteriormente, como otros aspectos de la política interna del partido y la toma
de decisiones estratégicas. Pero el área
donde más se ha destacado ha sido en el ámbito de la educación
preuniversitaria.
Por último, espero que el homenaje que le rinde la ADP
nombrando el Observatorio Educativo con el nombre que le dieron sus
progenitores, honre el nombre de Rafael Santos y modifique el enfoque que a
veces dirigen las denuncias que surgen de dicho Observatorio y que en mi
opinión, y muy personal, irrumpen el sentido y el lenguaje de lo que debe
predominar en el ámbito educativo.
Ese Observatorio hace un buen papel, pero la prudencia en el
lenguaje, sobre todo cuando se dirige a figuras que durante décadas y décadas
han permanecido sirviendo a la educación del país, debe ser modificada y la
propia Presidencia de la ADP debe impulsarle respeto a las figuras a las que me
refiero.
Seguro que, al tener el nombre de Rafael Santos Badía, brillará el respeto por los nombres de todos los que hemos ofrecido nuestra vida en una entrega permanente a la causa de la educación del pueblo dominicano. Que el Observatorio Educativo de la ADP “Rafael Santos Badía” represente una nueva esperanza en el horizonte educativo dominicano en favor de aprendizajes efectivos para todos los estudiantes dominicanos.
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