Por
Alberto Quezada.

La generación de
“comunicadores y periodistas¨ que están
al frente de los principales espacios de televisión y radio, específicamente,
carecen en su mayoría de los
conocimientos formales de un verdadero comunicador salido de
las aulas.
Haciendo
un breve repaso por los principales
programas de radio y televisión de este
país, se percibe que la mayoría de los
comunicadores que interactúan en esos medios
están más seducidos por el oro corruptor que con la veracidad y el ejercicio periodístico
ético.
De
verdad que produce un profundo dolor ver como esos supuestos líderes de opinión
de ese predio de comunicacional de manera descarada y vulgar extorsionan y
chantajean a la vista y el oído de
todos y no los quieren presentar como
comunicadores exitosos.
No
quiero entrar en particularidades y alusiones personales porque ese no es mi
estilo, pero si alguien quiere identificarlos solo tiene que encender la televisión y la radio dominicana y ahí estarán ellos con sus descargas y análisis desprovisto de
todo rigor periodístico.
Pero
lo grave de todo esto es que, esos colectivos han alcanzado niveles tan altos
de incidencia en los canales de televisión y emisoras de radio, que los dueños y
directores de esas estaciones los prefieren aun conscientes de que son cultores
de ese oprobioso y repugnante ejercicio periodístico.
Los
autores de esas malas prácticas están ahí, tan campante como el whisky aquel,
en las programaciones de los canales de televisión cerrados y abiertos, así
como en las emisoras de amplitud y
frecuencia modulada degradando el ejercicio periodístico y la condición de
periodista.
Al
Colegio Dominicano de Periodista (CDP) que asuma su papel y, a los propietarios
y directores de los canales de televisión y emisoras de radio que sepan que
tienen la necesidad no solo de hacer negocios, algo legitimo en un sistema
capitalista, sino también de respetar al profesional de la comunicación y a la
sociedad dominicana.
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